Estos dos envases están hace varios años cerca de mi bañera. Semi vacíos sin que nadie los toque.
Son los que usaba Sara cada vez que venía a visitarme y se bañaba en mi casa.
Nunca quise tocarlos. Cada vez que me bañaba los miraba con reverencia.
Quién se anima a despedirse de algún objeto de su hija fallecida?
Una vez los usé porque se había acabado mi champú. Ay! cómo dolió tocarlos…
Hoy decidí despedirme de ellos. No quiero convertir mi casa en un santuario, mis recuerdos y vivencias están bien guardados en mi corazón.
Aún quedan en casa cientos de notitas al estilo «te quiero papu» con un dibujito. Generalmente un corazón.
Fotos, libros, documentos y regalitos que se fueron juntando en los rincones van apareciendo a menudo. Son los que forman parte de esas «pequeñas cosas» que conforman nuestro pequeño gran universo personal.
A veces pienso: en 30-40 años todas estas cosas tan valiosas irán a parar a la basura. Ya no tendrán valor para nadie.
Pero… dónde quedarán los recuerdos, las vivencias y todas esas «pequeñas cosas» que tengo en mi corazón?

Hola, tuve el privilegio de conocer a sarita en una internacion. No sé porqué pero hubo algo en ella que me marcó para bien. Creo que fue su carisma, su amor al arte, su humor y el amor por la música que tanto compartíamos. Siempre me acuerdo de cuando cantábamos «cheek to cheek» con todo el grupo. Cuando me enteré de su partida me afecto muchísimo. No soy una persona que llora, pero cuando la noticia me llegó lo hice, y lo hice como si hubiese partido un familiar cercano. Realmente ella se ganó mi cariño y por más que después no hayamos hablado, todo esto me dejó un vacío muy grande y una tristeza que resuena cada vez que me acuerdo de ella y se vuelve a sentir con la misma intensidad que cuando me enteré de su partida.
Te quería agradecer por escribir estas cosas tan hermosas de ella.
Todos los meses entro a ver tus publicaciones a fijarme si subiste algo nuevo. Sarita va a estar siempre en mi corazón