Quién no fue al zoológico de chico?
Yo me crié casi en la calle, una calle de barrio.
Jugábamos a la pelota y los coches pedían permiso para pasar.
Cazabamos mariposas en verano, perseguíamos perros y gatos.
Derribar un gorrión con una gomera era una hazaña y en cada casa había una mascota que actualmente está protegida: mono, tortuga, loro, jilguero, etc.


Ir al zoo era un rito para el cual había que vestirse bien, estar limpito y bien peinado.
Iba toda la familia, incluyendo algún pariente o vecino… entrada gratis.
Cada jaula era un espectáculo mágico. El paseo comenzaba a la mañana y terminaba a la tarde con la panza llena de maní y palito helado.
El único entretenimiento pago era la calesita, tan cara que sólo los más pudientes podían subir.


En la adolescencia íbamos en patota a fumar con el consentimiento cómplice de los guardas y a encontrarnos con las chicas del Normal, que también se hacían la rata como nosotros.

Después dejaron de interesarme los animales, vinieron los bailes, las novias, el primer beso, el primer amor.
Abreviando un poco: llegó el tiempo que tuve que llevar a mis hijas al zoo a repetir aquella aventura de mi niñez. Para entonces Menen lo privatizó, ya se cobraba entrada y la prioridad no eran los animales sino cómo lucrar con ellos. Fue entonces que salí pensando que algo no estaba funcionando bien.

Pasaron los años llegaron las mellizas, y vuelta a repetir el rito. Esta vez ya no me gustó para nada: en vez de entrada era un “pasaporte” más acorde con Disney que con mi querido zoológico.

Cada sector se cobraba aparte y lo más importante: se notaba que no se invertía un peso, que los animales estaban maltratados y que había más interés por venderte comida para alimentar a los pobres bichos que de ocuparse de ellos.

Fue mi última vez.
No sabía cómo explicarles a mis hijas que hacíamos allí.
Cada maltrato y abandono que ellas me señalaban me hundían más en la perplejidad de estar ante un espectáculo bochornoso del cual no estaban dispuestas a pasar por alto, ni ser partícipes.
De ellas aprendí todo lo que sé sobre el tema cuidado animal, extinción de las especies.

Para bien o para mal el zoológico fue parte importante de mi vida, espero que ahora, que se respeta en algunos casos, más a los animales que a la gente, el EcoParque nuevo sea un nuevo hito en la Ciudad de Buenos Aires.

Estés de acuerdo con la nueva propuesta o en contra… Quién no fue al zoológico de chico?

http://www.lanacion.com.ar/1911448-zoo-buenos-aires

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