Hola querida mía:

Lo lamento mucho: pero llegó el momento de despedirnos.

Espero que sea por mucho, mucho tiempo.

Convivir contigo los últimos nueve meses – sin separarnos ni de día ni de noche – ha sido demasiado.

Bueno, es verdad que no viniste sola, sin invitación.

Es verdad que me acompañaste en momentos difíciles, pero he decidido compartir mi tiempo con otras.

Principalmente con la que menos se lleva bien contigo: mi fiel felicidad.

A vos te gusta ser la dominante en nuestra relación, pero… no sos la única.  No te parece que todas tienen el mismo derecho?

Debo reconocer que no me será fácil olvidarte mientras estés lejos y te extrañaré un poco.

También es verdad que tengo mucho que agradecerte, así que aprovecho para hacerlo ahora.

Te agradezco que hayas estado siempre presente en los momentos más duros, cuando ninguna  quiso estar conmigo.

Reconozco que me ayudaste a conocerme mejor, a valorar todo lo que tengo, a analizar en profundidad muchas de las cosas que por cotidianas, parecen obvias.

Sabes que no es fácil convivir contigo, sos posesiva al extremo y siempre exigís exclusividad con la excusa que lo tuyo es una relación full-time.

No te llevas bien con ninguna de mis emociones  y eso a mi no me sirve. En mi corazón hay lugar para todas.

Para vos no hay grises, todo es blanco o negro y así no hay nadie que pueda estar contigo por mucho tiempo.

El día que aprendas que no sos la única y que necesito de todas: podrás venir más seguido.

Te comento que cada vez que la pasamos juntos, por alguna razón que desconozco,  ocurrió algo trascendental en mi vida.

Siempre estuviste presente cuando sucedieron los grandes cambios, siempre fuiste la predecesora de buenas nuevas, cambios radicales, crecimiento personal y maduración. Bueno, también te agradezco tu aporte en estos temas.

No puedo negar que has sido una buena consejera y que cada vez que llegas dejas una huella positiva e indeleble. He aprendido mucho de ti.

Querida mía, espero que entiendas que no te rechazo, ni tengo nada en tu contra , no te cierro las puertas ni mucho menos.

Un cálido abrazo y hasta la próxima.

Adiós tristeza mía, mi querida tristeza…

Compartir