De tener el alma en pedazos,
de acabar con todas mis lágrimas,
de perder las ganas de vivir.
De pasar noches en vela,
de vivir días vegetando.
de quedar sin esperanzas.
De vivir en la oscuridad,
de abrazarme con la depresión,
de estar al borde de la locura.
De tener cuatro hijas, quedan sólo dos,
de las dos restantes quedaron mal,
una de ellas apenas me habla.
De que mi familia dejó de contactarme,
de que perdí la cordura y el equilibrio,
y después del entierro nadie me contactó.
Estoy recuperando la sonrisa y tengo proyectos,
siento dentro de mi más amor que nunca
y agradezco cada atardecer y cada amanecer.
Comencé a conectarme con gente,
entro bien dispuesto al trabajo
y en breve sigo estudiando.
Sueño con Talia y sueño con Sara,
me despierto tranquilo y agradecido
y se acabaron los fantasmas.
Cada día trabajo más y mejor,
estrené un par de zapatos
y me ocupo a diario de temas postergados.
Falta mucho para recuperar una vida sana,
tengo un camino largo por recorrer
y las recaídas son esperables.
Seguiré trabajando y soñando,
amando, sufriendo y extrañando,
pero seguiré siendo el mismo papi a tu lado. Siempre.