Después de tantos años de tratar de ser un buen padre, me doy cuenta de que en la escuela de la vida he reprobado la materia “Paternidad”.
Hice todo lo creí correcto, todo lo que estuvo a mi alcance y de todos modos no llegué a la altura de tus necesidades y expectativas.
Cometí muchos errores y cada uno de ellos los has pagado en carne propia.
El primer grave error fue no estar a tu altura. Olvidarme que yo también fui niño.
Segundo error: mi vida fue siempre una contradicción.
Siempre traté de ser original y creativo sin dejar de ser correcto y normativo.
¿A qué padre hacerle caso?
¿Al que te anima a ser independiente o al que te dice que no hay que quebrar las normas?
Tercer error: pensar que yo sé que es lo adecuado y correcto para vos.
Cada decisión fue una encrucijada.
Seguramente muchas veces tomé el camino equivocado y te llevé conmigo donde no deberías estar.
No se como explicar que nunca te pude dar un hogar como el que todo hijo sueña: papá, mamá, abuelos, tíos y primos.
Nuestra familia siempre fue disfuncional.Siempre soñé con brindarte la familia que nunca tuvimos, la familia que jamás logré.
Seguramente te extrañará saber que con mamá me llevaba bien. Caminábamos por la calle tomados de la mano mirándonos dulcemente, prodigándonos palabras de amor.
El tiempo que estuve con ella hubo de todo: pasión, cariño, compañerismo, compartir los buenos momentos y los malos.
De esos sentimientos viniste al mundo. Pero toda la experiencia previa no me sirvió de nada.
Tu nacimiento significó un nuevo aprendizaje. De ese proceso de prueba y error, vos eras el “Conejillo de Indias”
Al mismo tiempo que aprendía a ser padre, aprendí a ser adulto, ser humano, adquirir una profesión, a ser esposo, a superar mis propias crisis y limitaciones y tratar de contener bajo mi protección a mi familia.
O sea, a mamá, a tu hermana y a vos.La verdad que a pesar de que hubo dificultades, disfruté.
Después de todo una hija es una criatura que te alegra la vida, te sorprende y le da sentido a tu vida.
Cada vez que trato de hacer un balance, salgo perdiendo. Has superado todas mis expectativas.
Todos tus logros los has conseguido a pesar de tus padres y no gracias a tus padres.
Te valoro enormemente, hija querida.
Yo, con mi limitada capacidad, no hubiera llegado tan lejos.
A veces, parezco distante. No quiero interferir en tu desarrollo.
Estoy a tu lado como una columna de hierro para contenerte cuando tu mundo tiemble y necesites seguridad, contención y amor.
A pesar de todos los errores has mamado de mamá y de papá valores que te acompañarán en los momentos más difíciles.
Aprenderás a desprenderte de lo que te ha hecho daño de tus padres y poner en práctica lo que sirva para ser una mejor persona.
Es un camino difícil y duro pero lleno de desafíos y satisfacciones. Frustraciones y dolor. Se que no te puede consolar que a mi me pasa lo mismo: a pesar de tantos años de experiencia, cada noche que me acuesto me pregunto: ¿Hice lo correcto? ¿He merecido este día?
¿Consejos? ¿Qué padre puede hablarle a sus hijos sin darles consejos?
• Tus padres siempre tienen buenas intenciones, pocas veces tienen la razón.
• Sigue siempre los dictados de tu corazón. Es preferible que te equivoques por decisión propia que por mandato ajeno.
• Tienes dentro tuyo la chispa divina del discernimiento, nadie mejor que tu para decidir sobre tu vida.
• Todos tus logros, son tuyos. De nadie más. No tienes que agradecer a nadie por ser quién eres. Salvo al Creador que será quien te acompañe hasta el último aliento.
Estés donde estés, pase lo que pase, en toda circunstancia, recuerda:
1. Hagas lo que hagas, seas lo que seas, siempre estaré a tu lado. Sin preguntas.
2. No me debes nada. Todo lo que aprendí fue gracias a ti. Eres mi inspiración y mi consuelo en mis momentos de angustia.
3. Te agradezco cada instante que has compartido conmigo en esta ruta llamada vida
4. He sido feliz la mayor parte de mi vida y pienso serlo por muchos años más, gracias a muchas personas que estuvieron a mi lado y me dieron amor sin pedir nada a cambio. Confía en la gente, agradece cada vez que puedas y comprobarás como yo, que valía la pena.