Cierra los ojos por unos momentos e imagínate.
Imagínate que perdiste tus amigos, tus afectos y tu familia.
Imagínate que perdiste tu casa, tus pertenencias y tu trabajo.
Imagínate que perdiste tu voluntad, tus sueños y tu esperanza.
Imagínate que perdiste la alegría, la capacidad de sorprenderte y de disfrutar.
Abre los ojos.
Despacio…
Imagínate que sólo fue una pesadilla.
Imagínate que, si no valoras lo que tienes, se puede volver realidad.
Imagínate