Después de varios meses siendo testigo de angustia, aflicción y stress quise encontrar un poco de motivación para transmitir a mis seres queridos.

Para aliviar el dolor de quien sufre por estar aislado y limitado. Me puse a pensar…

Hasta hace poco la humanidad estaba castigada por esclavitud, guerras, hambrunas, matanzas, exilios, desarraigo, genocidios y todo tipo de privaciones.

La vida cotidiana era muy dura, se vivía para sobrevivir.

En amplias zonas del mundo, la vida sigue siendo una lucha diaria por la supervivencia.

¿A qué le podemos temer después de tantos siglos de experiencia?

Nuestros antepasados, sin ir más lejos: nuestros abuelos realmente sufrieron todo tipo de privaciones.

¿De qué podemos quejarnos nosotros?

El ser humano es un eterno disconforme por naturaleza, pero hay que ponerse una mano en el corazón y preguntarse si realmente hay motivos para deprimirse porque no podemos salir y ver a nuestra familia.

Yo tengo un pequeño truco que me ayuda a superar momentos difíciles.

A la noche, en la cama, me pongo a planificar: ¿que pequeña buena acción puedo hacer mañana?

Al día siguiente, ¡la cumplo y realmente da resultado!

El secreto es repetir el truco todos los días.

Un cálido abrazo de buenas noches y un beso.

Que duermas bien y sueñes con tu próxima buena acción.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *